Lo que no despasa

Dibujo de Enrique Flores. 24/5/15 en la Cuesta de Moyano. Todos sus dibujos del día aquí http://www.4ojos.com/blog/?p=12585

Dibujo de Enrique Flores. 24/5/15 en la Cuesta de Moyano. Todos sus dibujos del día aquí

Ayer salí a votar con una mezcla de contradicción, incertidumbre, ilusión, responsabilidad, recuerdos, cariño por esta ciudad, admiración por la campaña de Ahora Madrid y las implicaciones personales de tanta gente. También con un poco de miedo. Los cambios serán los que se sean, pero este paso ya es imparable.

Hace un tiempo que llevo acordándome de aquello que decíamos: “lo que pasa no despasa”. La ola mediática personalista, volver a mirar a las instituciones, la necesidad de valorar de nuevo lo electoral y el perpetuo discurso televisado me hacía ver esa frase borrosa. No encontraba los gestos aquellos “que no despasan”. Los intuía diluidos. No sé dónde, pero dispersos. Pensé incluso que agotados.

Hoy siento en la boca el sabor dulzón y pegajoso de la resaca. El mareo de haber abrazado a tanta gente anoche, de haber visto caras de ilusión, ojos muy abiertos, sonrisas muy anchas. Un runrún de vértigo, de saber que vienen curvas, que va a ser muy complicado, complejo, incluso sucio.

Pero en medio del vértigo recordé el mantra. “Lo que pasa no despasa” volvió a tener sentido.

Anoche en la Cuesta de Moyano tenía el escenario muy cerca. Lo veía desde un ángulo lateral. Y ocurrió. Ocurrió que Guillermo Zapata anunció que a continuación subirían “los dos pablos”. Al primero, Pablo Carmona, lo presentó con apellido. Y subió y qué alegría escucharlo. Del segundo solo dijo “ya sabéis quién es”. Yo estaba muy segura, convencida de que sería Pablo Soto, que no necesita presentación. La decepción. No entraba en mi entendimiento que quien “ya sabemos quién es” fuera Pablo Iglesias y estuviera arriba, ahí en frente. Mi pequeño cortocircuito interno decía al tiempo “qué ingenua eres” y “no es posible: hoy no es el día de esto. Hoy es el día de la política de cualquiera”. A Iglesias lo jalearon con un sonoro “¡presidente, presidente!” y en nuestro corrillo bromeábamos “¡un líder, un líder!”.

Y entonces pasó. Iglesias hablaba, no recuerdo de qué, con ese tono que suena lejanamente a rap. Y la Cuesta lo hizo. Empezó a llamarla a ella: “¡Manuela, Manuela, Manuela!”. Iglesias desistió. Se despidió. Bajó un poco atropellado. No era la plaza de su ego, era la plaza de todas y cada una de las manuelas de Madrid.

Y el runrún. Ya sabíamos que Ada sí, que Barcelona lo había hecho. Y que el quiebro era seguro en otras tantas ciudades. Comenzaba el mareo, el vértigo y el sabor. Comenzaba la certeza de que es posible hacerlo con cualquiera, con muchos cualquieras. Que lo que llena, moviliza, cuida y cambia viene con ellas. Con formas que resuenan a mujer. En definitiva, que lo que aprendimos a que pasara se estaba repitiendo con otras maneras, otras personas, otros estilos. Que no había despasado… solo se había transformado.

La cruda, el guayabo, la resaca está ahí. Bajo a la calle por la mañana. Hago alguna llamada. La boca dulzona, la cabeza abrumada. Camino hasta Esta es una plaza. Está abierta. Menos mal. Hay chavales saltándose alguna clase, madres y padres con niños pequeños, gente que lee y otros que pasean. Dos o tres trabajan en el huerto. Un señor se acerca. Ha cosechado una caja de fresitas pequeñas. Las lava detrás de donde me siento. Se acerca y me ofrece. “¡Pero coge un puñado!”. Están deliciosas. Recorre el solar dando fresas a niños y adultos. No es ni la una de la tarde. Hay un Madrid de cualquiera que seguir cuidando en común. Entre todas, vigilando lo que hacen quienes han ganado. Aunque hoy, mientras dure el sabor, hemos ganado todas.

Esto es una plaza. 25/5/15. 13h

Esta es una plaza. 25/5/15. 13h

Acerca de Carmen Lozano Bright

Carmen Lozano Bright. Periodista e investigadora.
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